Por Eduardo Chinasky.
a) Multiplicarse en atenciones y solicitudes, no muy voluntarias.
b) Detener los ojos -cada vez más fatigados- un nanosegundo antes de hablar o responder, y apagar el semblante caduco en un titubeo de expresión indefinible.
c)Atravesar una crisis de retraimiento y descuido; un abandono que te cambie de varón en mujer.
d) Tener una mirada vaga y torpe que no concluya, ojerosas las mejillas, pasivo el gesto; quizá un halo de frialdad, un tono de indiferencia que contrasta excesivamente con un reconocido aire donoso, lleno de presunciones y desenvoltura.
b) Detener los ojos -cada vez más fatigados- un nanosegundo antes de hablar o responder, y apagar el semblante caduco en un titubeo de expresión indefinible.
c)Atravesar una crisis de retraimiento y descuido; un abandono que te cambie de varón en mujer.
d) Tener una mirada vaga y torpe que no concluya, ojerosas las mejillas, pasivo el gesto; quizá un halo de frialdad, un tono de indiferencia que contrasta excesivamente con un reconocido aire donoso, lleno de presunciones y desenvoltura.
(Extraído del libro "Del modo de nadar y zambullirse", microrrelatos, de Eduardo Chinasky. Año 2009)
1 comentario:
ME SIENTO TOTALMENTE IDENTIFICADO.
GRACIAS
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