Si todavía ardiera en la mente
el fulgor de las apariciones
si en las orillas del mar
-con el ojo puesto en la proa-
yo pudiese de la nada, del aire
de esa nada que cruje de pronto y atrapa
de esa misma nada en que las manos se transforman
en un laberinto de arena
que nos brinda eterna juventud
extraer las larvas de la luz futura
(reloj que marca de noche
la cifra de su misterio)
desde su órbita
las horas producen un torbellino vulgar, gris
pesada tarea la de llevar los canastos de mimbre
repletos de símbolos
fuertes, generosos de aullidos humanos
y hundir nuestras manos en perlas negras
¿Hay alguna imagen pura?
¿Hay alguna imagen libre de todo mal?
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