jueves, 1 de octubre de 2009

AQUILEAS EN FLOR (¿MICRORRELATO?)

Por Eduardo Chinasky.


Un inventario de hierba, un inventario de las infinitas categorías de los mortales. Dónde anidó el cuervo: entre los álamos o entre la tela de araña? Oh múltiple cuantía, violeta melancólica, cuasi virgen de velo blanco, quisiera regalarte un modelo de universo oscilante, los infinitos enigmas de la trayectoria del cometa, y la estrella más brillante, Orión.
Aquileas en flor, hojas, madreperlas de sueños, voces, pestañas, capullos bajo la luna
innumerable, deseosa mandrágora, azur azul. No crece aquí caledonia, ni agua, ni calas.

(finaliza ahora el trovador su hueco canto; obtuso a la mínima luz del alma, navegó a la deriva durante eones instantáneos hasta que se convirtió en muertas anémonas, en babas de caracol, en algas entre las cuales duerme el gigantesco pez de las profundidades)

Durante la quinta hora solar, los dragones beben en caracolas rebosantes de agua de río
donde crecen los asfódelos. Inscrita en la ciega zigurat que predice la caducidad
de todos los seres sensibles, bajo setenta y siete mil y siete lunas, el seco viento africano (que era anterior al hombre) barrió con todas las cisternas subterráneas y los vapores y miasmas del pantano azul.




Oh teodicea, espía de las vibraciones del jaspe, casta flor, canto épico transcripto en el ámbar, eres la violácea soga, tenue brazalete de turquesa, que nos une a los que ya se fueron. Todo es corrupción de dioses y etéreos cuerpos. Durante la prodigiosa cosmogonía, las Pléyades descendieron sobre los verdes eucaliptos y posado sobre el duraznero, en posición supina,el pájaro de luna melodioso discurrió sobre el principio de los tiempos.
En el eterno año lunisolar, la calcárea amonita obtuvo a través de los siglos, el uso de la mente.

2 comentarios:

meridiana dijo...

Yo diría microrelatos poéticos, con extrañas resonancias de algo perdido y por eso más añorado y fundante.Octubre es bien recibido por las aquileas.

un abrazo

Lilián

Eduardo Chinaski dijo...

Sí, Lilián,con una melancolía de base, un eco de un mundo perdido.
No sé que son, y no importa. Yo me dejo llevar, y es fascinante no saber hacia donde estos microrrelatos me llevan.
Un abrazo.
Eduardo