jueves, 9 de julio de 2009

ARTE SAMURAI



(LEER LUEGO DE HABER VISTO "LOS 47 RONIN".



LUEGO, ESCUCHAR EL RITMO DE LA PROPIA RESPIRACIÓN Y MEDITAR)
Por Ed Chinasky


No tengo padres.
La Tierra y el Cielo serán mis padres.

No tengo hogar.
La Conciencia será mi hogar.

No tengo ni Vida ni Muerte.
Mi respiración será mi Vida y mi Muerte.

No tengo Fuerza Divina.
La honestidad será mi Fuerza Divina.

No tengo medios.
La Comprensión será mis medios.

No tengo Secretos Mágicos.
Mi carácter será mi Secreto Mágico.




No tengo cuerpo.
Mi resistencia será mi cuerpo.

No tengo ojos.
El destello del relámpago será mis ojos.

No tengo oídos.
La sensibilidad será mis oídos.

No tengo estrategia.
No estar oscurecido por la mente será mi estrategia.

No tengo planes.
La captura de la oportunidad será mis planes.

No tengo milagros.
La acción rápida será mi milagro.

No tengo principios.
La adaptabilidad a las circunstancias será mis principios.

No tengo táctica.
La Vacuidad y la Plenitud será mi táctica.

No tengo talento.
El ingenio será mi talento.

No tengo amigos.
Mi Mente será mi amiga.

No tengo enemigos.
El descuido será mi enemigo.

No tengo armadura.
La Benevolencia y la Rectitud será mi armadura.

No tengo castillo.
Lo Inmutable será mi castillo.

No tengo espada.
La ausencia del yo será mi espada.

(ANÓNIMO SAMURAI, SIGLO XVI)



¿QUÉ ES UN RONIN?

Para un Samurai la palabra ronin era una de las más escalofriantes y que los podía transportar a una de sus peores pesadillas. Un ronin era el Samurai que por alguna razón quedaba sin Señor; la palabra ronin significa “hombre ola” a la deriva en el mar de la vida. Algunas de las razones por las que podía convertirse de Samurai a ronin eran: la primera, porque su Señor era muerto o asesinado, a lo que casi siempre ellos buscaban la venganza del honor de su Señor; la segunda, porque eran corridos y casi siempre trataban de reconciliarse con su Señor, por una guerra, por mal comportamiento, por hacer algo indebido, el Shogun disolvía su clan, etc.

Argumento de Los 47 ronin:
El joven noble Asano decide combatir a Kira, un viejo señor feudal que ha logrado su posición mediante actos injustos y corruptos. Con este fin, Asano se niega a pagar los tributos que Kira le reclama. Al conocer la decisión, Kira pone en marcha un plan para humillarle, empujando a Asano al hara kiri por honor. Los samuráis que sirvieron a Asano, ahora marginados ronin, prepararán la venganza de su antiguo señor.


DIRIGIDO POR: HIROSHI INAGAKI. CON TOSHIRO MIFUNE.

JEAN-LUC GODARD


"LO QUE ESTAMOS BUSCANDO ES COMO EL FUEGO, NACE DE LO QUE DESTRUYE"
"Bastaría que el párpado blanco de la pantalla pudiera reflejar la luz que le es propia
para que hiciera estallar el universo"


(LUIS BUÑUEL)

CORTÁZAR, CRÍTICO



CRÍTICA DE "LOS OLVIDADOS"


Por Julio Cortázar

"Con todo lo que me gustan los perros, siempre se me ha escapado el andaluz de Buñuel. Tampoco conozco La edad de oro, Buñuel-Dalí, Buñuel-Cocteau. Buñuel alegres años surrealistas: de todo tuve noticias en su día y a la manera fabulosa, como en el final de Anabase: “Mais de mon frere le poete on a eu des novelles... Et quelques-uns en eurent connaissance...”. De pronto, sobre un trapo blanco en una salida de París, cuando casi no iba a creerlo, Buñuel cara a cara. Mi hermano el poeta ahí, tirándome imágenes como los chicos tiran piedras, los chicos dentro de las imágenes de Los olvidados, un film mexicano de Luis Buñuel.
He aquí que todo va bien en un arrabal de la ciudad, es decir que la pobreza y la promiscuidad no alteran el orden, y los ciegos pueden cantar y pedir limosna en las plazas, mientras los adolescentes juegan a los toros en un baldío reseco, dándole tiempo de sobra a Gabriel Figueroa para que los filme a su gusto. Las formas se cumplen satisfactoriamente. El arrabal y los gendarmes de facción se miran casi en paz. Entonces entra el Jaibo.
El Jaibo se ha escapado de la correccional y vuelve entre los suyos, a la pandilla sin dinero y sin tabaco. Trae consigo la sabiduría de la cárcel, el deseo de venganza, la voluntad de poderío. El Jaibo se ha quitado la niñez de encima con un sacudón de hombros. Entra en su arrabal al modo del alba en la noche, para revelar la figura de las cosas, el color verdadero de los gatos, el tamaño exacto de los cuchillos en la fuerza exacta de las manos. El Jaibo es un ángel: ante él ya nadie puede dejar de mostrarse como verdaderamente es. Una pedrada en la cara del ciego que cantaba en la plaza, y la fina película de las formas se traza en mil astillas, caen los disimulos y las letanías, el arrabal brinca en escena y juega el gran juego de su realidad. El Jaibo es el que cita al toro, y si la muerte alcanza también para él, poco importa; lo que cuenta es la máquina desencadenada, la hermosura infernal de los pitones que se alzan de pronto a su razón de ser.
Así se instala el horror en plena calle en una doble medida: el horror de lo que sucede, de eso que, claro, siempre sería menos horrible leído en el diario o visto en una película para uso de delfines; y el horror de estar clavado en la platea bajo la mirada del Jaibo-Buñuel, de ser más que testigo, de ser -si se tiene la honradez suficiente- cómplice. El Jaibo es un ángel, y bien se nos ve en la cara cuando nos miramos unos a otros al salir del cine.
El programa general de Los olvidados no pasa y no quiere pasar de una seca mostración. Buñuel o el antipatetismo: nada de enfoques de agonía al modo de la de Kiksi (En cualquier lugar de Europa) o la documentación detallada de un caso (La búsqueda). Aquí los chicos mueren a palos y sin pérdida de tiempo, se pierden en las callejas sin más bienes que un talismán al cuello y un sarape al hombro: aparecen y sucumben como las gentes que encontramos y perdemos en los tranvías; a propósito para que sintamos nuestra ajenidad responsable.
Buñuel nos da tiempo a pensar, de querer hacer algo por lo menos con un movimiento de conciencia. El Jaibo tira de los hilos. La cosa sigue. “Demasiado tarde”, ríe el ángel feroz. “Debiste pensarlo antes. Míralos ahora morir, envilecerse, rodar entre basuras”. Y nos lleva delicadamente por la pesadilla. Primero a una calesita empujada por niños jadeantes y extenuados, en la que otros niños que pagan montan los caballitos con dura alegría de reyes. Después de un camino desierto donde una pandilla se ensaña con un ciego, a una calle donde asaltan a un hombre sin piernas y lo dejan de espaldas en el suelo, monstruoso de impotencia y angustia mientras su carrito de ruedas se pierde calle abajo. Una a una, las figuras del drama caen en su nivel básico, el más bajo, el que las formas disimulan. Gentes a las que teníamos un algo de confianza se envilecen a última hora.
Hay tres inocentes totales, y son tres niños. Uno, “Ojitos”, se perderá en la noche con su talismán al cuello, envejecido a los diez años; otro, Pedro, está a punto de salvarse; pero Jaibo vela y le devuelve su destino, el morir a palos en un pajar; el tercero, Metche, la niña rubia, recibirá la primera gran lección de vida a cargo de su abuelo: tendrá que ayudarlo a llevar a escondidas el cadáver de Pedro hasta un vaciadero de basuras, donde rodará con todos nosotros en la última escena de la obra. Entre tanto la policía mata al Jaibo, pero se siente que esta reivindicación de las formas sociales es todavía más monstruosa que los dramas desencadenados por él; ahogado el niño, María tapa el pozo. Preferimos al Jaibo, que nos lo ha hecho ver, que nos da la dimensión del pozo a tapar antes que otros niños caigan.
Aquí en París se ha reprochado a Buñuel su evidente crueldad, su sadismo. Los que lo hacen tienen razón y buen gusto, es decir que esgrimen armas dialécticas y estéticas. Personalmente opto aquí por las armas que se emplean en las faenas de la película; no sé que un asesinato sugerido por gritos y sombras sea más meritorio o excusable que la visión directa de lo que ocurre. En el Journal de Ernst Junger, que acaba de publicarse aquí, el autor y sus amigos del comando alemán “oyen hablar” de las cámaras letales donde se extermina a los judíos, cosa que les produce “marcada desazón” porque podría ocurrir que fuese cierto... Así también los escamoteos del horror desazonan parsimoniosamente a los públicos; por eso es bueno que de tiempo en tiempo a un señor se le atraviese el asado y la pera melba, y para eso está Buñuel. Yo le debo una de las peores noches de mi vida, y ojalá mi insomnio, padre de esta nota, valga en otros para obra más directa y fecunda.



No creo demasiado en la docencia del cine, pero sí en la lenta maduración de testimonios. Un testimonio vale en sí, no por su intención ejemplarizadora. Los olvidados barre con la mayoría de las películas convencionales sobre problemas de infancia: acabar con ella sitúa y delimita su propia importancia. Como ciertos hombres y ciertas cosas, es un faro al modo que lo entendía Baudelaire; quizá su proyección en las pantallas del mundo lo convierta en “un crí répéte par mille sentinelles...”
Esta noche me acuerdo del señor Valdemar. Como las gentes del arrabal de Buñuel, como el estado universal de cosas que lo hace posible, el señor Valdemar está ya descompuesto, pero la hipnosis (imposición de una forma ajena, de un orden que no es el suyo propio) lo retiene en una estafa de vida, una apariencia satisfactoria. El señor Valdemar está todavía de nuestro lado, y todos rodeamos el lecho del señor Valdemar.
Entonces entra el Jaibo."


[París, diciembre de 1951. (Publicado en Sur, N° 209/210, marzo- abril de 1952).]

ANTONIN ARTAUD Y EL CINE

“La época en que vivimos es bella para los brujos y para los santos, más bella que nunca. Toda una sustancia insensible toma cuerpo, trata de alcanzar la luz. El cine nos acerca a esa sustancia. Si el cine no está hecho para traducir los sueños a todo aquello que en la vida despierta se emparenta con los sueños, no existe. El cine, lenguaje directo y rápido, no tiene especialmente necesidad de una cierta lógica lenta y pesada para vivir y prosperar. El cine se acercará cada vez más a lo fantástico; ese ¨fantástico¨ que cada vez se advierte más claramente que es en realidad todo lo real, o no vivirá. O, mejor, le ocurrirá al cine como a la pintura, como a la poesía. Lo que es cierto es que a la mayor parte de las formas de representación le ha pasado su momento. Hace ya tiempo que la pintura no sirve más que para representar lo abstracto. No habrá un sector del cine que represente la vida y otro que represente el funcionamiento del pensamiento, porque cada vez, lo que nosotros llamamos vida, será más inseparable del espìritu. El cine, mejor que cualquier otro arte, es capaz de traducir las representaciones de ese terreno, puesto que el orden estúpido y la claridad ordinaria son sus enemigos”

(Antonin Artaud, El cine, Alianza Editorial, 1995)

"ALIENTO" ES LO QUE NECESITA KIM KI-DUK



ALIENTO (2008, COREA DEL SUR), DE KIM KI DUK
Por Ed Chinasky

1)La última película del coreano Kim Ki Duk confirma lo que quien esto escribe viene sospechando desde hace tiempo: es muy poco lo que este director tiene hoy para ofrecer. Que no se malentienda: este concepto no niega de plano sus virtudes (aunque más bien escasas), ni tampoco descarta lo bueno que Duk realizó en el pasado. Partamos de la base que desde quizá "Dirección desconocida" (2001), que no hace una película potente, mientras que la súper-promocionada y sobre-valorada "Primavera, verano, otoño, invierno y primavera", arranca desde una atractiva metáfora budista para hacer un film apenas interesante. De allí en más, parece haber una lenta pero inexorable decadencia: Hierro-3 fué un ejercicio excesivamente estilizado que no conformó. El Arco y Time, son apenas discretas, dentro del estilo empalagoso del director.

2) Aliento es un film bastante decepcionante, pues si bien mantiene total coherencia con el resto de su obra, produce cierto déjà vu al reiterar fórmulas que le han dado resultado en films anteriores como La isla, Bad Guy o la tan mentada Primavera, verano…(volveremos sobre esto). Es evidentemente una obra menor, y eso se nota desde el primer minuto. Yeon (Ji-a Park) es una mujer engañada por su marido (Jung-Woo Haa) que ve en el telediario la noticia de que el condenado a muerte Jang Jin (Chen Chang) ha intentado suicidarse por segunda vez, y decide visitarle.
Hay que ser justos: el film plantea una trama inquietante y hasta cierto punto prometedora, pero luego pierde su poderío narrativo y riqueza de matices para patinar en la rutina y en la mera ingeniería, y acaba siendo lo más mediocre que el director coreano haya realizado hasta la fecha.
El relato demuestra cierta capacidad para administrar los silencios. Ya sabemos que son la marca de fábrica de Kim Ki Duk. Al igual que la presentación de esos personajes ambiguos, descarnados, con el alma torturada y que suelen rozar la locura, pero que -a excepción de la protagonista- se conforman como demasiado unidimensionales, con escasa progresión dramática, lo que demuestra la flojedad de su definición, haciendo que la potencia del relato se diluya.
Y aquí empiezan los problemas: el principal, la autocita, no como una reflexión sobre las formas en el cine, sino como mero autobombo: la mujer espera al condenado a muerte en una celda tapizada (violenta ruptura del verosímil dentro del pacto ficcional, pues es difícil que en una cárcel de cualquier lugar del mundo dejen a la mujer de un preso tapizar la celda con motivos florales) con paisajes de las cuatro estaciones: Primavera, Verano, Otoño, etc.Más claro, imposible. Repito: no hay reflexión, sólo posmodernismo ombliguista.

3)El problema que se encuentra el espectador es que no se siente motivado ante las reflexiones emocionales planteadas. Difícilmente puede ponerse en el lugar de cualquiera de los personajes y ser cómplice de sus artificiales motivaciones. El marido, que disfruta siendo un cornudo y que acepta sin más la nueva situación de su matrimonio, desequilibrada por un condenado a muerte; la mujer, que ve en el preso el nuevo sentido de su vida a la vez que es consciente de que está tirando a la basura (como la camisa que cae mientras tiende) su antigua existencia; la niña, que está absolutamente de relleno y a la que ninguno de los dos tratan exactamente como hija. El preso es el que se salva con su actuación. Sus movimientos y su mirada felina parecen los de un animal que se mueve puramente por instinto. Rápidamente ( a reíz de sus sus circunstancias extremas) se enamora de Yeon, pero no encuentra en ella el alivio que la mujer pretende. Por otra parte, está la subtrama de la relación de Jang Jin con un compañero de celda, un vínculo presuntamente homosexual. Algunos de los comportamientos, entonces, son demasiado esquemáticos, demasiado previsibles, y no definen unos personajes con la suficiente personalidad como para sostener la película.
Por otro lado, tenemos al enigmático director de la prisión (interpretado por el propio realizador), que nos permite vislumbrarlo como el voyeur que vigila -y espía- con cámaras de seguridad los encuentros de la extraña pareja en una supuesta alegoría (y las alegorías son fatales para el cine), sobre el directorde cine como demiurgo. Ni hablar del desenlace -que parece realizado simplemente porque la película en algún momento tiene que terminar-, resuelto con un plano final forzado y artificial, redondeando su película menos lograda.


4)Con un inicio que prometía mucho más, ‘Aliento’ es una película mediocre, poco digerible, alegórica, que -luego de un comienzo inquietante- se desvanece en relato redundante y escaso de interés.

DESLUCIDO ACTO ESCOLAR



FELICITAS
TERESA CONSTANTINI, 2008.

Por Black Mamba

Modestísima video instalación cuasi-paródica de Camila, de María Luisa Bemberg. Las actuaciones son pésimas. Todo el film tiene un aire almidonado de acto escolar de colegio primario.


A no olvidar: los planos "bellos", pero estériles, bien compuestos, "oníricos" (pobre Buñuel). En fin, lo importante en el cine es el póster. Es más, el cine es póster. Estampita para la auto-veneración. Mejor es ir a comer una empanada gallega, decía el maestro Tarruella, con gran sabiduría.


CUÁNTO ME ARRASTRA EL VIENTO DE LA TARDE DE OTOÑO...

LA BALADA DE NARAYAMA

DE SHOEI INAMURA


DOS ASPECTOS DEL FILM

-La organización social:

La estructura de vínculos familiares, y la comunidad está formada por un conjunto de familias. Se deduce por el film que se trata de un sistema patriarcal, pues son las mujeres las que han de acudir a vivir a casa del esposo. De hecho, el ceremonial de matrimonio apenas existe. Es, más bien, un 'proceso' que comienza cuando Matsuian, de la Casa de la Lluvia, entra en la casa de Tatsue, la Casa del Árbol. A partir de aquí se inicia el proceso del matrimonio, que se puede considerar consolidado recién cuando la pareja tiene un hijo. Se trata también de un sistema patrilineal pues la vía hereditaria pasa de primogénito (masculino) a primogénito (masculino). La familia de la Casa del Árbol es ésta: Tatsue es el hermano mayor, el cabeza de familia, que se casa con Tamaian tras a muerte de su primera mujer, Takeian . Es él, el hermano mayor, Tatsue, el que manda y toma las decisiones en la familia. Es el heredero del estatus y los bienes materiales , evitándose así la división de tierras.Orin , la abuela, tiene sesenta y nueve años; su marido era Riei y avergonzó a toda su familia al no tener el valor de subir a su padre al monte Narayama, según se narra en el film.




Si miro la isla de Awaji


todo es espuma


todo tristeza y vela


en oscuros rincones


y en el claro de luna




awa to miru


awaji no sima no


aware ase


nokoru kuma naku


sume ru yo no tsuki



-La organización económica:

Se trata de una sociedad agrícola. Su principal objeto de esfuerzos es el cultivo del arroz y la patata. Debido al momento histórico en que se desarrolla -que como hemos comentado, se trata de apenas dos siglos atrás- podemos aventurarnos a clasificarla de campesina. Todos ayudan y se esfuerzan en sacar adelante los campos y las tareas. Respecto a la fase distributiva se nota en el film que se trata de una sociedad de subsistencia. Todo lo obtenido se distribuye dentro de la misma familia para propio consumo. No hay prácticamente intercambio, tan solo con el vendedor de sal . El dinero no aparece. El vendedor de sal es el que actúa como celestina y contacto entre los diversos pueblos del valle.




Tú que compartes


los mismos sentimientos


podrás entender


mejor que nadie


cuánto me arrastra


el viento de la tarde de otoño




kimi no sawa


aware o kawase


hito shire zu


waga mi ni shimuru


aki no ku kaze




(Poemas del Genji Monogatari, de Shikibu Murasaki, dinastía Heian, siglo XI)

REINO DE SOMBRAS



POR MÁXIMO GORKI

Ayer estuve en el reino de las sombras. Si supierais hasta que punto es aterrador…Allí no existe ni el sonido ni el color: todo, la tierra, los árboles, los hombres, el agua y el aire, todo tiene allí un color gris uniforme. En el cielo gris, rayos de sol grises; en los rostros grises, ojos grises. Y hasta las hojas de los árboles son grises como la ceniza: no es la vida, sino una sombra de vida. No es el movimiento, sino una sombra de movimiento, desprovista de sonido.

Me explicaré, so pena de que se me tache de simbolista o de loco. Estaba en el recinto de Aumont y asistía a una sesión del Cinematógrafo Lumière (las fotografías animadas) La impresión que producen es tan poco común, tan original y compleja que me resulta difícil transmitir todos sus matices. Intentaré de cualquier modo expresar lo esencial.

Cuando la luz se apaga en la sala donde se presenta la invención de los Lumière, aparece en la pantalla un gran cuadro gris, una “Calle de París” que tiene la textura de un grabado de mala calidad. Contemplándolo, se observa gente inmóvil en actitudes diversas, coches, casas, todo gris, hasta el cielo es gris. No es de esperar nada original de una vista tan tópica, pues cuántas veces hemos visto imágenes de calles de Paris como ésta…

Pero de repente, un extraño temblor invade la pantalla y el cuadro cobra vida. Más tarde, la perspectiva, los coches que vienen directos hacia mí, hundiéndose en la oscuridad en la que nos hallamos sumidos, la gente que aparece a lo lejos y aumenta de tamaño a medida que se aproxima. En el primer plano, unos niños juegan con un perro, unos ciclistas pedalean a toda velocidad, los peatones cruzan la calle: todo se mueve, vive, bulle, se dirige hacia el primer plano del cuadro para desaparecer en alguna parte del más allá.

Y todo sucede sin ruido, en silencio: es tan extraño… No se escuchan ni las ruedas contra la calzada, ni el murmullo de los pasos, ni las conversaciones, nada, ni una sola nota de esta compleja sinfonía que siempre acompaña el movimiento de los hombres. Sin ruido, el follaje gris ceniza de los árboles se agita al viento y las siluetas grises de los hombres, como si fueran sombras, se deslizan en silencio sobre la superficie del suelo gris, alcanzadas por un maleficio y cruelmente condenadas al silencio, privadas de todos los matices, de todo el colorido de la vida.

Sus sonrisas están muertas, aunque sus movimientos estén llenos de una energía viva, de una inalcanzable velocidad; su risa es silenciosa aunque podamos ver cómo se contraen los músculos sobre los rostros grises. Una vida que bulle ante los ojos, a quien han despojado de palabra y a la que han quitado el ornamento del color: una vida gris, silenciosa, abatida, lamentable, como desposeída de todo.

Asusta verla, con su movimiento de sombras y sólo sombras. Hace pensar en los fantasmas, en los crueles y malditos hechiceros que sumergen en el sueño a ciudades enteras, tanto que creeríamos estar presenciando una broma pesada de Merlín: él es quien ha embrujado una calle entera de París, encogiendo los altos edificios desde la base hasta el tejado en la medida de una archina[1], ha reducido a los hombres, les ha privado de palabra, ha recogido todos los colores del cielo y de la tierra y los ha convertido en esa tinta gris uniforme, y bajo esa forma, ha colocado la broma en el nicho de una sala oscura de restaurante. Pero de repente, se oye un crujido. Todo desaparece y en la pantalla aparece un ferrocarril. Se lanza hacia usted como una flecha, ¡cuidado! Parece que va a precipitarse sobre la oscuridad y nos convertirá en un saco de piel despedazada, repleto de carne magullada y de huesos triturados, se diría que va a destruir , a reducir a polvo esta sala, este establecimiento lleno de vino, mujeres, música y vicio.

Pero también no es más que un tren de sombras.

Silenciosamente, la locomotora desaparece más allá del marco de la pantalla. El tren se detiene, siluetas grises descienden de los vagones sin hacer ruido, se saludan en silencio, ríen, corren, se agitan, se emocionan sin emitir un sonido… antes de desaparecer. Y he aquí un nuevo cuadro: tres hombres, sentados en torno a una mesa, juegan a las cartas. Los rostros tensos, los movimientos de manos que reparten las cartas son rápidos, la avidez de los jugadores se lee en sus dedos temblorosos, en los músculos de sus rostros. El juego… los tres se echan a reir, y el camarero que les ha servido una cerveza, se ha quedado de pie cerca de la mesa, también ríe. Parece que van a reventar de la risa pero no se escucha un sonido. Se diría que esos hombres están muertos y sus sombras han sido condenadas a jugar a las cartas en silencio hasta la eternidad.

(…)

POEMA DE SALVATORE QUASIMODO


Oboe sumergido


Avara pena, tarda tu don
en esta mi hora
de suspirados abandonos.

Un oboe gélido deletrea de nuevo
alegría de hojas perennes,
no mías, y olvida;

en mí anochece:
el agua tramonta
en mis manos herbosas.

Alas oscilan en ronco cielo,
lábiles: el corazón transmigra
y yo estoy yermo,

y los días son escombros.

THEODOR ADORNO

«Para subsistir en medio de lo extremo y tenebroso de la realidad, las obras de arte que no quieren venderse como consuelo tienen que equipararse a lo extremo y tenebroso. Hoy, el arte radical es arte tenebroso, de color negro.»

Theodor W. Adorno: Teoría estética

sábado, 4 de julio de 2009

EL TALLER DE CINE LA ZONA SUSPENDE MOMENTÁNEAMENTE SUS ACTIVIDADES



A raíz del brote de gripe A (N1H1), el rectorado de la UBA decidió cerrar todas las facultades por tiempo indeterminado. Creemos que en realidad, ésta es una decisión que se debería haber tomado antes, pero parece que el rector Hallú necesitó que hubiera dos muertes en la Universidad (las dos en Odontología) para tomar alguna medida.
Así que durante Julio el ciclo estará inactivo, atendiendo a una medida sanitaria imprescindible. Pero igual estaremos en contacto. He creado el blog La Zona, Territorio Incierto, donde iré escribiendo notas sobre cine, aproximadamente una vez por semana.
Se aceptan colaboraciones.
Gracias por la paciencia.

miércoles, 1 de julio de 2009

AMANECER, de F. MURNAU


POEMA

Los acordes de la tierra, los juncos oxidados, las hojas bajas
y verdes a lo largo de la ribera

como signos de una obstinada ruina

el absurdo de los contrastes; despojos
de negaciones defendidas como si fueran vida.

Sobre los bosques tiembla
una luna-mariposa
que acaso desaparezca con astucia
tan larga es su fuga.

Sólo busco disonancias, algo más que la perfección
no busco un lugar preciso de la infancia
apenas viejos amores perdidos, anónimos ecos de lágrimas.

La noche filosa -ojo de langosta esmaltado-
sopla bajo el lecho de las piedras
donde las serpientes sagradas manan hijos.

Y ya no sé si la inmovilidad es vida, y la muerte, movimiento.

Envidia del amor, odio a la inocencia: fórmulas del alma.