jueves, 9 de julio de 2009

ANTONIN ARTAUD Y EL CINE

“La época en que vivimos es bella para los brujos y para los santos, más bella que nunca. Toda una sustancia insensible toma cuerpo, trata de alcanzar la luz. El cine nos acerca a esa sustancia. Si el cine no está hecho para traducir los sueños a todo aquello que en la vida despierta se emparenta con los sueños, no existe. El cine, lenguaje directo y rápido, no tiene especialmente necesidad de una cierta lógica lenta y pesada para vivir y prosperar. El cine se acercará cada vez más a lo fantástico; ese ¨fantástico¨ que cada vez se advierte más claramente que es en realidad todo lo real, o no vivirá. O, mejor, le ocurrirá al cine como a la pintura, como a la poesía. Lo que es cierto es que a la mayor parte de las formas de representación le ha pasado su momento. Hace ya tiempo que la pintura no sirve más que para representar lo abstracto. No habrá un sector del cine que represente la vida y otro que represente el funcionamiento del pensamiento, porque cada vez, lo que nosotros llamamos vida, será más inseparable del espìritu. El cine, mejor que cualquier otro arte, es capaz de traducir las representaciones de ese terreno, puesto que el orden estúpido y la claridad ordinaria son sus enemigos”

(Antonin Artaud, El cine, Alianza Editorial, 1995)

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