jueves, 9 de julio de 2009

"ALIENTO" ES LO QUE NECESITA KIM KI-DUK



ALIENTO (2008, COREA DEL SUR), DE KIM KI DUK
Por Ed Chinasky

1)La última película del coreano Kim Ki Duk confirma lo que quien esto escribe viene sospechando desde hace tiempo: es muy poco lo que este director tiene hoy para ofrecer. Que no se malentienda: este concepto no niega de plano sus virtudes (aunque más bien escasas), ni tampoco descarta lo bueno que Duk realizó en el pasado. Partamos de la base que desde quizá "Dirección desconocida" (2001), que no hace una película potente, mientras que la súper-promocionada y sobre-valorada "Primavera, verano, otoño, invierno y primavera", arranca desde una atractiva metáfora budista para hacer un film apenas interesante. De allí en más, parece haber una lenta pero inexorable decadencia: Hierro-3 fué un ejercicio excesivamente estilizado que no conformó. El Arco y Time, son apenas discretas, dentro del estilo empalagoso del director.

2) Aliento es un film bastante decepcionante, pues si bien mantiene total coherencia con el resto de su obra, produce cierto déjà vu al reiterar fórmulas que le han dado resultado en films anteriores como La isla, Bad Guy o la tan mentada Primavera, verano…(volveremos sobre esto). Es evidentemente una obra menor, y eso se nota desde el primer minuto. Yeon (Ji-a Park) es una mujer engañada por su marido (Jung-Woo Haa) que ve en el telediario la noticia de que el condenado a muerte Jang Jin (Chen Chang) ha intentado suicidarse por segunda vez, y decide visitarle.
Hay que ser justos: el film plantea una trama inquietante y hasta cierto punto prometedora, pero luego pierde su poderío narrativo y riqueza de matices para patinar en la rutina y en la mera ingeniería, y acaba siendo lo más mediocre que el director coreano haya realizado hasta la fecha.
El relato demuestra cierta capacidad para administrar los silencios. Ya sabemos que son la marca de fábrica de Kim Ki Duk. Al igual que la presentación de esos personajes ambiguos, descarnados, con el alma torturada y que suelen rozar la locura, pero que -a excepción de la protagonista- se conforman como demasiado unidimensionales, con escasa progresión dramática, lo que demuestra la flojedad de su definición, haciendo que la potencia del relato se diluya.
Y aquí empiezan los problemas: el principal, la autocita, no como una reflexión sobre las formas en el cine, sino como mero autobombo: la mujer espera al condenado a muerte en una celda tapizada (violenta ruptura del verosímil dentro del pacto ficcional, pues es difícil que en una cárcel de cualquier lugar del mundo dejen a la mujer de un preso tapizar la celda con motivos florales) con paisajes de las cuatro estaciones: Primavera, Verano, Otoño, etc.Más claro, imposible. Repito: no hay reflexión, sólo posmodernismo ombliguista.

3)El problema que se encuentra el espectador es que no se siente motivado ante las reflexiones emocionales planteadas. Difícilmente puede ponerse en el lugar de cualquiera de los personajes y ser cómplice de sus artificiales motivaciones. El marido, que disfruta siendo un cornudo y que acepta sin más la nueva situación de su matrimonio, desequilibrada por un condenado a muerte; la mujer, que ve en el preso el nuevo sentido de su vida a la vez que es consciente de que está tirando a la basura (como la camisa que cae mientras tiende) su antigua existencia; la niña, que está absolutamente de relleno y a la que ninguno de los dos tratan exactamente como hija. El preso es el que se salva con su actuación. Sus movimientos y su mirada felina parecen los de un animal que se mueve puramente por instinto. Rápidamente ( a reíz de sus sus circunstancias extremas) se enamora de Yeon, pero no encuentra en ella el alivio que la mujer pretende. Por otra parte, está la subtrama de la relación de Jang Jin con un compañero de celda, un vínculo presuntamente homosexual. Algunos de los comportamientos, entonces, son demasiado esquemáticos, demasiado previsibles, y no definen unos personajes con la suficiente personalidad como para sostener la película.
Por otro lado, tenemos al enigmático director de la prisión (interpretado por el propio realizador), que nos permite vislumbrarlo como el voyeur que vigila -y espía- con cámaras de seguridad los encuentros de la extraña pareja en una supuesta alegoría (y las alegorías son fatales para el cine), sobre el directorde cine como demiurgo. Ni hablar del desenlace -que parece realizado simplemente porque la película en algún momento tiene que terminar-, resuelto con un plano final forzado y artificial, redondeando su película menos lograda.


4)Con un inicio que prometía mucho más, ‘Aliento’ es una película mediocre, poco digerible, alegórica, que -luego de un comienzo inquietante- se desvanece en relato redundante y escaso de interés.

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