miércoles, 1 de julio de 2009

AMANECER, de F. MURNAU


POEMA

Los acordes de la tierra, los juncos oxidados, las hojas bajas
y verdes a lo largo de la ribera

como signos de una obstinada ruina

el absurdo de los contrastes; despojos
de negaciones defendidas como si fueran vida.

Sobre los bosques tiembla
una luna-mariposa
que acaso desaparezca con astucia
tan larga es su fuga.

Sólo busco disonancias, algo más que la perfección
no busco un lugar preciso de la infancia
apenas viejos amores perdidos, anónimos ecos de lágrimas.

La noche filosa -ojo de langosta esmaltado-
sopla bajo el lecho de las piedras
donde las serpientes sagradas manan hijos.

Y ya no sé si la inmovilidad es vida, y la muerte, movimiento.

Envidia del amor, odio a la inocencia: fórmulas del alma.



2 comentarios:

meridiana dijo...

Un gusto Eduardo cruzar a esta zona de cine y poesía, estacionarse aquí y allá, perderse por ahí.

me quedo en estos versos que hoy especialmente
nos interpelan:


"No nos falta sangre desde la eternidad,
con la cabeza desnuda y el ojo de sal.
Pero nada sucede.
Y no está mustia todavía
la crónica escrita en los muros de una cárcel
de un lugar y tiempo ya lejano."

Saludos

Lilián

Eduardo Chinaski dijo...

Gracias Lilián por tu comentario.
Eduardo