jueves, 29 de abril de 2010

MIEMBRO FANTASMA (MICRORRELATO)


Había sido un parto difícil. El bebé había nacido por cesárea a los siete meses, pues las complicaciones del embarazo ponían en riesgo la vida de la madre. Luego, a los dos meses el niño contrajo disentería, y tras una corta agonía, murió. Los padres intentaron rehacer su vida de algún modo. Un médico les sugirió que tuvieran otro hijo. Y en un lapso relativamente corto, la mujer estuvo otra vez embarazada. El tiempo – viento gris que desdibuja el rostro de los muertos- había hecho su trabajo, y el recuerdo de niño muerto era sólo un dolor sordo. Al fin, el bebé nació. Su madre estaba contenta. Una noche en que ella estaba sola –su marido trabajaba de noche- escuchó que una voz la llamaba, bajito. Su primer pensamiento fue que el bebé no podía ser el que hablaba, pues sólo tenía unos días de vida. Pero no cabía duda: la voz queda venía de la cuna. Preocupada, la madre se levantó de la cama. Caminó lentamente hacia la cuna, desde donde una voz la llamaba por su nombre, sobreponiéndose a su miedo. Se detuvo a un metro del lecho. La voz la seguía llamando. Al fin, juntó fuerzas y se asomó a la cuna. Allí dentro, el bebé sonreía de oreja a oreja, mirándola fijamente. Se miraron uno a otro unos momentos en silencio, reconociéndose. El niño no apartaba su mirada de la de la madre. “Sí, soy yo. Volví”, dijo el bebé, guiñándole el ojo. “Pero no se lo digas a nadie”.

(Inspirado en el film Phantom Limb, de Jay Rosemblatt, exhibido en el Bafici)

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